Aunque ya hace años que los sensores de movimiento conviven con nosotros, con su mejora y adaptación a los distintos campos de la tecnología estamos viviendo en los últimos meses una especie de revolución silenciosa de los sensores en general (de movimiento, biométricos, etc.). Ahora un equipo de investigadores de la Universidad de Missouri y la Escuela de Enfermería Sinclair ha publicado un trabajo sobre un sistema de sensores que podría ser de ayuda en las personas ancianas.
Según recogen en la revista de la universidad, este equipo ideó un sistema que combina cámaras y detectores cuya información resulta útil para anticiparnos a las caídas, incidentes que tienen especial gravedad a partir de ciertas edades debido al desgaste del organismo y a una serie de enfermedades. Hablan de una predicción de hasta tres semanas, pero ¿cómo exactamente puede calcularse esta predicción?
Lo que se busca también es aumentar la independencia de estas personas, como explicaba Ratz, dado que con este tipo de sistemas los auxiliares centran su asistencia a las situaciones potenciales de riesgo. Según concluye en su trabajo la combinación de asistencia con la tecnología de los sensores aumenta la media de independencia de estas personas (cuatro años frente a 22 meses).
Por otro lado está la voluntad de los asistidos, dado que puede que no en todos los casos esta asistencia por parte de máquinas no sea tan bien recibida. De hecho ya vimos en el caso de los robots japoneses ideados para asistir en distintas situaciones a personas mayores que había cierto rechazo a que no fuese un humano quien les ayudaba (aunque aquí era una intervención directamente artificial, no como en el caso de los sensores de TigerPlace).